A esto se suma el problema con la barcaza de generación eléctrica, que todavía no ha logrado instalarse y no hay fecha para este efecto, debido a que el sistema de anclaje se dificulta por la inestabilidad de los suelos. Por otro lado, Colombia ha restringido la venta de energía, y lo que se puede comprar es a un precio excesivamente alto, apuntó Hidalgo.
En este escenario, recomendó que los racionamientos de energía controlados y moderados deben hacerse inmediatamente, con el objetivo de que los caudales de los ríos que alimentan a las centrales hidroeléctricas no se sequen por completo y propicien así un escenario peor al país. «Yo sé que esto tiene un impacto electoral, pero eso es mejor que un desastre del que no podamos planificar», alertó.
Hidalgo recordó que, si bien este es un problema estructural y de larga data, y que no se podría responsabilizar al actual Gobierno de esta crisis, está en manos de las autoridades de turno ejecutar acciones inmediatas que permitan paliar estos problemas. A su criterio, no se puede seguir «regalando» la energía a empresas mineras, las cuales se benefician de un subsidio y pagan en promedio 0.6 centavos por kilovatio hora.
«El país necesita sincerarse para que la ciudadanía entienda la gravedad del problema: hoy tenemos un déficit de 1.080 MW, lo que es un nuevo Paute», advirtió. En este sentido, conminó a tomar acciones inmediatas, como aumentar la generación eléctrica, para que la oferta aumente igual que la demanda, que crece cada año.
Para ello se requiere mayor inversión en generación, en termoeléctricas y mayor inversión y mejor infraestructura de distribución.
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