Sor Nely Guapaz, madre superiora de la Orden de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, hace esfuerzos para contener las lágrimas. “Nos cuesta creer que sea alguien que nos conozca”, dice al referirse al presunto causante del incendio que el 3 de septiembre pasado consumió el 95% del local donde funcionaba la Unidad Educativa María de Nazaret, en el sector La Recoleta, en el Centro Histórico de Quito.
Allí funcionaba el colegio donde se educaban 650 alumnos, un orfanato y un asilo de ancianos. Las principales áreas afectadas fueron un laboratorio y las aulas de los pisos superiores. El fuego empezó en el área nororiental, en la segunda planta, cerca de las habitaciones de las religiosas de la congregación.
Su construcción mixta (madera, adobe, ladrillos y hormigón) permitió la rápida propagación del fuego. A causa de ello, 123 personas fueron evacuadas del lugar: 60 personas del orfanato y 63 adultos mayores.
En cambio, a los estudiantes los reubicaron en el local del colegio Fernández Salvador. Por ser un inmueble patrimonial será intervenido por el Instituto Metropolitano del Patrimonio.
Se calcula en $ 1 millón el costo de la rehabilitación del edificio.
¿Estudiante pirómano?
Los testimonios recabados hasta el momento por la Fiscalía y autoridades del establecimiento educativo apuntan a que el presunto causante del siniestro que destruyó el inmueble sería un estudiante del plantel.
Según Sor Nely, varias personas testificaron que el día del incendio, el 3 de septiembre pasado, vieron al sospechoso saltar la verja que da al colegio e ingresar. El adolescente es bien conocido por las monjas de la congregación, pues está allí desde los 6 años. Sor Nely manifiesta que el chico tiene tres hermanos y vive con su mamá.
Dice que hay serios problemas en el hogar del menor, uno de ellos, que la progenitora esté en pleitos legales, incluso con sus propios familiares. Sobre la razón que habría llevado al muchacho a incendiar el colegio, Sor Nely no quiere especular, aunque, señala, no estaba matriculado todavía para el presente período escolar porque tenía ciertos problemas en el colegio.
La religiosa, asimismo, se admira de la frialdad con la que actúa el menor a raíz del incendio: “No da muestras de arrepentimiento”.
Requiere ayuda sicológica
Claudia Sánchez, sicóloga de la Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen), manifiesta que este es un caso raro, pues no hay denuncias graves en el país de adolescentes pirómanos.
Dice que a este tipo de chicos primero se los debe evaluar y luego, de requerirlo, brindarle tratamiento sicológico profundo. El coronel Ramiro Ramos, jefe de Gestión Operativa de la Dinapen, señala que en delitos graves con menores se sigue todo el procedimiento que determina la ley, como es contar con una petición del fiscal para que realicen las indagaciones y luego el juez verá si es pertinente o no tenerlo en un centro de rehabilitación.
Añade que a los menores de edad se los tiene en casas de rehabilitación social especiales, donde reciben todo tipo de ayuda, pero siempre y cuando así lo determine un juez competente.