Ordóñez explicó que este es un síntoma más de la degradación a la cual ha llegado la política ecuatoriana. «Lo que ha habido en estos días es un simulacro de democracia, porque en realidad lo que se ha demostrado es que existen partidos que tienen dueño y ellos deciden sobre sus principales candidatos», apuntó.
A esto se suma una lucha de egos, que impide conformar alianzas o presentar cuadros probos para la ciudadanía, y además se da paso a que, por reformas políticas ejecutadas en la última constitución ecuatoriana, muchos busquen disputar la contienda electoral únicamente para hacerse de los fondos que otorga el Consejo Nacional Electoral (CNE).
A su criterio, que en esta ocasión se presenten nuevamente cuadros como la Revolución Ciudadana es impresentable, por los vínculos que se han evidenciado con grupos de delincuencia organizada y por los cuestionamientos que giran en torno a algunas de sus figuras, como la de Ricardo Patiño, excanciller durante el correísmo. Asimismo, cuestionó al gobierno de Daniel Noboa y que se busque la reelección, con prácticas similares a las del correísmo y en una campaña electoral constante.
«El panorama es bastante grave; esperaría que entre estas 17 opciones alguna de ellas se vaya constituyendo en una tercera posibilidad y esto nos permita salir de estas dos formas (correísmo y noboísmo), que no me parecen las mejores para el país», apuntó.
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