Atrás quedaron los años donde recibir un diagnóstico positivo de VIH era una sentencia de muerte certera; hoy en día con los avances tecnológicos y médicos, conocer a tiempo que se tiene el virus significa una oportunidad de vida.

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El VIH es una realidad en el Ecuador y el mundo, por lo que la población necesita informarse sobre su tratamiento y prevención.

Por: José Luis Cañizares

La humanidad no había conocido, antes, una enfermedad tan persistente y peculiar, hasta que a principios de la década de los años 80 se registró un virus tan invasivo y letal que terminaba por destruir todas las defensas de una persona, hasta convertirse en su mismo ADN; virus que después de años de pruebas, se determinó como el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).

En Ecuador, según los datos de Ministerio de Salud, el primer paciente de VIH se registró en 1984; en este tiempo a nivel mundial, la medicina y tecnología no podía enfrentarse a la enfermedad, que rápidamente se esparció por sectores específicos de la población.

En un principio, no se conocía cuál era la causa o cómo se transmitía esta enfermedad, que se reportaba de manera creciente en Estados Unidos y Europa. Sin embargo, según recuenta la Organización Mundial de la Salud (OMS), los casos se registraban mayoritariamente en hombres homosexuales, por lo que se refería a esta anomalía como Deficiencia Inmune Gay o Cáncer Gay.

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Primeras manifestaciones, en los años 80, para que el Gobierno de EE.UU. tome acciones sobre el brote de VIH. Crédito: NBC

En realidad, no fue hasta 1986, que el virus se determinó como VIH y se empezaron a formar las primeras teorías sobre su transmisión; posteriormente confirmada a través de: relaciones sexuales sin protección, transfusión de sangre y por transmisión perinatal (es decir, de madre a hijo al momento del parto).

No obstante, los años del desconocimiento, misterio y desinformación sobre esta enfermedad se encuentran lejos, muy lejos, de la realidad actual. Según el doctor especializado de la Unidad de VIH del Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM), David Larreategui, la tecnología médica a progresado tanto sobre este tema, que se ha determinado exactamente el funcionamiento del virus y su tratamiento (pero no su cura).

En primer lugar, explica Larreategui,  se tiene que entender que el VIH y el SIDA «no son

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El HCAM tiene una de las unidades de VIH más completas del país; donde existen alrededor de 42 clínicas especializadas para este virus. Crédito: IESS

lo mismo» y son dos etapas diferentes. La primera, el VIH, es el momento cuando una persona se ha contagiado del virus; el cual «va destruyendo lentamente las defensas más importantes del sistema inmunológico (las céculas CD4). Después, cuando el virus se ha apoderado totalmente del cuerpo, luego de cuatro a ocho años, empieza la segunda fase conocida como el Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida (SIDA).

En la etapa SIDA, el cuerpo se encuentra tan débil y la carga viral del paciente es tan alta, que cualquier enfermedad puede apoderarse del paciente. «Incluso las mismas bacterias que el cuerpo necesita para digerir los alimentos pueden llegar a matar a una persona en esta fase», enfatiza el doctor.

¿Cuál es la diferencia de ser diagnosticado VIH positivo en el Ecuador del 2019?

Larreategui explica que, desde el 2013, las pruebas de diagnóstico y el tratamiento para el VIH se han revolucionado, al punto en que, hoy en día, una persona portadora del virus «tomando una tableta puede vivir su vida normalmente«. Por supuesto, conocer del estatus es de vital importancia, ya que, si no se empieza con el tratamiento a tiempo, la persona portadora del virus puede desarrollar la etapa SIDA; la cual es casi terminal.

«El VIH en el Siglo XXI es una enfermedad crónica, pero ya no terminal»; es decir, aun cuando no existe cura para el virus, el tratamiento, que es totalmente gratuito en el país, ha logrado que los pacientes puedan llevar una «vida larga y normal».

No obstante, en el Ecuador, según los datos del Ministerio de Salud, la problemática del VIH sigue concentrada en la población LGBTI; en los hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres y, sobretodo, en la comunidad transfemenina. Estos dos grupos representan el 75% de los casos reportados en el sistema de salud.

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La Fundación Ecuatoriana Equidad participa participa activamente para concienciar a la comundiad LGBTI sobre los riesgos del VIH. Crédito: NotiMundo

Para Efraín Soria, presidente de la Fundación Ecuatoriana Equidad (la cual brinda diagnóstico y acompañamiento a los pacientes VIH positivos), esta realidad responde al estigma que aún existe sobre la homosexualidad. «Si las personas heterosexuales no pueden hablar abiertamente de su sexualidad, peor los hombres gay”.

Además, lo que es incluso aún más preocupante, explica Soria, es que “tristemente la mayoría de casos que nosotros registramos son de jóvenes entre los 17 y 28 años”. En realidad, alrededor del mundo y en registro global de datos la población joven es la más propensa a contraer el virus.

En la actualidad, existen, incluso, pruebas rápidas que permiten a la persona conocer su estatus de VIH en menos de 20 minutos. La fiabilidad de estos tests, según la OMS, oscila entre el 90% y 98%; dependiendo del tiempo en el que se ha contraído el virus, pues durante aproximadamente seis meses, la carga viral no es detectable.

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La prueba rápida de VIH es muy parecida a la de embarazo. Crédito: Imagina Más

Aun cuando, médicamente hablando, los pacientes positivos bajo tratamiento pueden vivir con tranquilidad e, incluso, cuando su carga viral baja, el virus deja de ser, en un 98%, transmisible; Soria explica que se enfrentan a una “muerte social”, por los mitos sobre el contagio y la desinformación.

“Muchos jóvenes tienen que pasar por este proceso solos, no les pueden informar a sus familias, porque hay un estigma sobre esta enfermedad. Se necesitan años de confianza para que alguien te diga con libertad que tiene VIH”, comentó.

Por este motivo, tanto Soria como Larreategui afirman que lo más importante es que la sociedad se eduque sobre el tema y entienda que esta enfermedad es real. En el Ecuador hay 52 mil personas, aproximadamente, viviendo con el virus; jóvenes y adultos viviendo con el resto de la población, que tiene derecho a acceder a una vida de calidad y con las mismas seguridades y garantías que una persona VIH negativa.