Antes del mediodía, en una mañana soleada, miles de personas se congregaron entre las estrechas calles de la Ciudad Vieja, situada en la parte oriental ocupada de la urbe, nerviosos, expectantes y ante un fuerte dispositivo de seguridad de la Policía israelí, para recorrer las catorce estaciones que, según la tradición cristiana, hizo Jesús cuando halló su muerte en la cruz.
Como cada año, la procesión, encabezada por monjes de la Orden franciscana que custodian los lugares sagrados de Tierra Santa desde el siglo XIII, comenzó con solemnidad entre el arco del Ecce Homo y la iglesia de la Flagelación, el lugar en el que Poncio Pilatos condenó a muerte a Jesucristo, según los evangelios.
Los franciscanos, con su custodio al frente, Francesco Patton, lideraron una marcha en la que tres frailes relataron con un micrófono al público los distintos puntos del martirio de Jesús en español, inglés e italiano.
Las plegarias en latín pronunciadas por los religiosos adornaron la procesión, con muchos fieles emocionados que secundaron los rezos y, con la Biblia en mano o bien un prospecto con detalles del periplo de Jesucristo con la cruz, siguieron los pasos de los franciscanos en su camino hacia la Basílica del Santo Sepulcro, el lugar más sagrado para el cristianismo, donde según la tradición Jesús fue crucificado.
Fuente: Agencia EFE – Nota Original: LINK