Gerardo Ron, abuelo de Felipe Cano, estudiante ecuatoriano en Ucrania, comentó que su nieto fue uno de los primeros en salir hacia la frontera con Polonia, una vez iniciaron los ataques de las tropas rusas, durante la madrugada del 24 de febrero. No obstante, lamentó que Felipe no haya sido autorizado para pasar, por circunstancias que aún se desconocen. «Se quedó varado y tuvo que regresar a Lviv, donde se encuentra hasta el día de hoy», explicó.
De su lado, afirmó que se ha visitado de forma constante la Presidencia y Cancillería de la República, y que el propio canciller Juan Carlos Holguín conoció su caso, pero hasta la fecha no ha recibido «ni una sola sílaba de respuesta».
Asimismo, Mireya Morales, madre de André Prieto, confesó que son momentos muy difíciles por los que está atravesando su familia, debido a la situación que se desarrolla en la zona del conflicto. Desde el inicio de la ofensiva militar de Rusia, su hijo, junto con dos sobrinos que también se encuentran en la capital ucraniana, Kiev, se han tenido que refugiar en un bunker, «solo con la ropa que llevan puestos».
Morales manifestó que su hijo se movilizó hacia la ciudad de Lviv, lugar donde por dos días no recibieron respuesta por parte de las autoridades ecuatorianas, pese a haber hecho todos los esfuerzos, tanto desde Ucrania como desde Ecuador. «Hemos llamado a todos los números que nos han dado, pero sin encontrar solución», expresó.
Por ello, sus familiares decidieron probar suerte en la frontera con Eslovaquia, donde todavía permanecen, ya que las fuerzas militares ucranianas únicamente permiten el paso de mujeres y niños. “En este momento no sabemos qué hacer, estamos viviendo un infierno y solo queremos que vuelvan con bien”, añadió.
De igual forma Mauricio Vallejo, padre de Ariel Nieto, comentó que su hijo se trasladó a Lviv una vez iniciado el conflicto, donde llegó a formar un grupo de 15 ecuatorianos. Las autoridades de Cancillería, con quien Vallejo se reunió el pasado jueves 24 y viernes 25 de febrero, ofrecieron que delegados nacionales estarían en esa ciudad para ayudar a sus familiares, junto con trenes que los trasladarían fuera del país, pero «nunca hubo ni una autoridad que los dirija y en los trenes no se les permitió subir, solo a mujeres, niños, y posteriormente a hombres ucranianos».
Soledad Córdova, madre de Julián Ureña, también expresó su desesperación por la situación de su hijo. «La impotencia nos invade y estamos en abandono total por parte de las autoridades del Gobierno», expresó. Córdova indicó que el 14 de febrero, 10 días antes de que inicien los bombardeos, presentó una solicitud a Cancillería para recibir apoyo humanitario en caso de que se envíe un vuelo para los compatriotas, sin embargo no recibieron respuesta. Por ello procedió a comprar un ticket aéreo, ante el inminente aumento de las tensiones, pero la aerolínea canceló sus operaciones en Ucrania y la respuesta del Ministerio de Relaciones Exteriores fue que hablarían con la empresa para lograr una solución, la cual nunca llegó.
Ahora, dijo, se encuentra atrapado en la frontera con Polonia, con los riesgos que esto incluye. “No tienen qué comer; ayer intentaron robarle”, acotó.
De su lado, Soledad González, estudiante ecuatoriana en Ucrania, fue una de las personas que ya pudo cruzar hacia Polonia. Aseguró una vez salieron de Kiev hasta su llegada a la frontera, caminó junto a otros ecuatorianos por más de 10 horas «que no sirvieron de nada para sus compañeros hombres», pues no se les permitió el paso.
Reconoció también que, una vez en la frontera, un delegado de Cancillería le ayudó a trasladarse a un refugio seguro, sin embargo, explicó que el apoyo gubernamental viene una vez se sale del país, «mientras estás en Ucrania, no lo tienes».
Entre lágrimas, relató que separarse de sus compañeros en la frontera fue muy duro. «Ellos vivían conmigo, y dejarles ahí no me deja estar tranquila hasta ahora», expresó.
Estefanía Paredes, hermana de Nicolás Paredes, se ha puesto al frente de los padres para poder mantener un contacto directo con Cancillería. Reconoció que hay protocolos que se deben cumplir, pero señaló que la información debe ser transparente para que no incremente la desesperación e indignación de los familiares.
Expresó que una vez que arriben sus familiares, se deberá brindar por parte de las autoridades, sobre todo, apoyo psicológico por las situaciones que han debido atravesar, así como la homologación de sus títulos universitarios, para que puedan continuar con sus estudios.
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