Una de las reflexiones de Jaramillo es que, más allá de las intervenciones de los presidenciables durante el evento, la ciudadanía debe indagar en su pasado y evaluar su carrera pública y privada, para en base a ello tomar una acertada decisión.
Asimismo, consideró que, si bien el formato del debate fue mejor que en ocasiones anteriores, debería afinárselo para que funciones como en países como Estados Unidos, donde existen hasta cuatro rondas de debate para abordar las distintas áreas de interés. Además, la dinámica no permitió que todos los presidenciables tengan las mismas oportunidades para intervenir.
Por otra parte, consideró que en las intervenciones de los candidatos estuvieron muy presentes las estrategias de cada una de sus campañas, obviando ciertos temas que podrían restarles puntos y topando otros donde se sentían más fuertes. Este fue el caso de la candidata del correísmo, Luisa González, que evocó el país de la década donde gobernó la revolución ciudadana, o Jan Topic, que volvió a tener a la seguridad como uno de los pilares fundamentales de sus propuestas.
Jaramillo también consideró que gran parte del inicio del debate se diluyó entre interrupciones de los moderadores y de los mismos candidatos, por lo que este sería un detalle importante a tomar en cuenta para los siguientes comicios. «Hay que repensar hasta qué punto el moderador puede interpretar si se salieron o no del tema», agregó.
Finalmente, manifestó que no se podrían determinar ganadores y perdedores del debate, pues afirmó que los electores que ya decidieron su postura no la cambiarán por lo ocurrido durante este evento. Todo se definirá en esta, la recta final de las elecciones anticipadas 2023.
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