Aspiazu manifestó su preocupación frente a la crisis en el sector energético del país, que fue confirmada con la declaratoria de emergencia por parte del Gobierno Nacional. A su criterio, esto responde a la obsolescencia del sistema eléctrico, la falta de capacidad de generación, pero también a los fallos en lo referente a los sistemas de transformación, que al existir una mayor demanda los pone al límite de su capacidad y obliga a que sean desconectados para evitar un daño total.
La falta de lluvias complica el escenario, añadió Aspiazu, pues con las precipitaciones se estaba superando el estiaje de la cuenca oriental, que viene desde octubre de 2023. «No ha caído agua y eso determina que los niveles de las principales centrales hidroeléctricas sean críticos», apuntó.
Aspiazu insistió en que esto no es un problema coyuntural sino estructural y añadió que el sistema eléctrico ecuatoriano debe ser renovado, pues al momento está enfocado a que el Estado sea el actor principal, dejando fuera a la empresa privada.
«En la medida que eso no suceda y el Estado no tenga capacidad de inversión, el sistema se sigue deteriorando», alertó. Si bien reconoció que esto no es cuestión de este Gobierno, explicó que se requieren nuevas estrategias para que la declaratoria de emergencia surta efecto y se proceda con las contrataciones para el parque termoeléctrico.
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