Hillary Clinton ha ido poniendo su foco de atención más allá de Donald Trump, planeando cada vez más lo que ella cree será su transición hacia la Casa Blanca, tras dos semanas finales en las que la lucha se dirigirá hacia los estados donde se puede definir la elección.

CNN

Aunque Clinton intensifique sus esfuerzos públicos para ayudar al Partido Demócrata, sobre todo tratando de ganar el control del Senado, está invirtiendo buena parte de su tiempo tras bambalinas en reunir al equipo que tendría en la Casa Blanca y en prepararse para una tarea mucho más dura que la que ha tenido con Trump: gobernar con la división que resultará de las elecciones.

“No está siendo arrogante, está siendo diligente”, aseguró un miembro del Partido Demócrata muy cercano a Clinton. “Se preparó para los debates, ahora se está preparando para ser presidente”.

Clinton está cerca de tomar una decisión final sobre los que serán sus asesores de cabecera en el Ala Oeste, incluyendo al que nombraría como Jefe de Gabinete de la Casa Blanca. Varios demócratas cercanos a la candidata presidencial le dijeron a CNN que el primero en la lista de candidatos es Ron Klain, quien lideró el equipo que preparó a Clinton para los debates y fue Jefe de Gabinete del exvicepresidente Al Gore y del exvicepresidente Joe Biden.

Hablar de esta operación de transición es algo que no sucede en los cuarteles de su campaña, en Brooklyn, donde el gerente de campaña Robby Mook prohibió a los empleados y a otros asesores senior que discutieran algo que fuera más allá del día de la elección, temerosos de confiarse en exceso en el último tramo de la carrera. Pero su advertencia ha hecho muy poco por detener la especulación en Washington sobre las personas que Clinton llevaría a trabajar con ella en el Ala Oeste.
Lo cierto es que dos semanas antes de la elección, Clinton tiene cada vez más tareas en diversos campos, preocupada, sobre todo, por asegurar una transición lo más suave posible.

John Podesta, el presidente de la campaña, ha mostrado su interés en hacer parte del gabinete, tal vez como Secretario de Energía, o quedándose afuera de la administración. Ha hablado abiertamente sobre su deseo de asumir nuevos retos, pero los demócratas cercanos a Clinton creen que Podesta todavía está en la lista de candidatos a ser Jefe de Gabinete, una posición creada durante la primera administración de Bill Clinton. Podesta también fue consejero del presidente Barack Obama.

Jennifer Palmieri, directora de comunicaciones de la campaña de Clinton, dijo este lunes que la candidata no está pensando más allá de Trump ni se está sintiendo ya en una etapa de transición. “De eso se encargan personas que deben pensar en la transición, que trabajan para ello, así como también hay personas que trabajan en eso en la campaña de Trump”, le dijo Palmieri a CNN. “Su prioridad no es esa. Su prioridad es hacer la mejor campaña hasta el final”.

Sin embargo, Clinton ya comenzó a acercarse, de manera sutil, a demócratas y republicanos en el Capitolio, y a reconectarse con viejos aliados en el Senado que le podrían ayudar a establecer su agenda de los 100 primeros días, por lo menos.

Las conversaciones privadas con los republicanos son particularmente sensibles, dado que los demócratas están luchando por recuperar el control del Senado. Sin embargo, las personas cercanas a Clinton en este tema aseguran que está tratando de enviar la señal de que espera tener mejores relaciones con el Congreso que las que tuvo Obama y que está ansiosa por trabajar con los republicanos que fueron rechazados por Trump.

Clinton comenzó a prestarle más atención a la operación de transición después del último debate con Trump, según sus asistentes, pero se niega a hablar de ese tema públicamente.

“Ustedes saben que soy un poco supersticiosa sobre ese tema”, dijo Clinton el fin de semana pasado a la prensa. “Tenemos una operación de transición pero no le he prestado mucha atención porque quiero enfocarme en nuestra primera tarea, que es convencer a la mayor cantidad posible de ciudadanos de que nos den una oportunidad de servirles”.

Demócratas cercanos a Clinton, que hablaron bajo condición de anonimato y que no están autorizados a hablar sobre las conversaciones privadas de la campaña, dicen que el escándalo de los nuevos correos electrónicos de la campaña de Clinton publicados por Wikileaks podría entorpercer cualquier potencial transición. Y creen que la publicación diaria de correos podría continuar incluso después de la elección.

Aunque la autenticidad de los correos no ha sido confirmada, el intercambio de los mismos sí ofrece una ventana única a los que aparecen en los primeros puestos del ranking de clasificación de Clinton.

Trump también se ha venido preparando para una transición, con el gobernador de Nueva Jersey Chris Christie supervisando una tarea que ya incluye a casi 100 personas, aseguró una fuente cercana al Partido Republicano.

El equipo de Trump ha estado analizando de manera profunda algunas de las órdenes ejecutivas de la administración Obama, para reversarlas.

La operación Clinton es mucho más restringida porque sería una transición “amigable” y no hostil, afirmó una fuente demócrata cercana a Clinton. Pero así como la búsqueda de su candidato a vicepresidente, el proceso se está llevando a cabo en secreto, con la mayoría de sus asistentes en Brooklyn completamente alejados de la operación.

“Primero tenemos que ayudarle a ganar. Luego, después del 9 de noviembre, sí hablaremos de eso”, dijo uno de sus asesores de campaña, hablando bajo condición de anonimato.