En Notimundo al Día, Isabel Vargas, presidenta de la UNE, lamentó que durante los dos últimos años de pandemia, en lugar de fortalecerse el sistema educativo, se ha evidenciado un retroceso. Esto debido al recorte presupuestario para este sector en cerca de USD 2 700 millones, que ha repercutido directamente en la infraestructura de los planteles y en la educación inclusiva.
En cuanto a las falencias en la infraestructura, Vargas denunció un abandono por parte del Gobierno, sumado al deterioro natural que sufrieron varias instalaciones con la falta de mantenimiento durante la época que los estudiantes atendían a clases de forma virtual. Además, rechazó la falta de inversión del Ejecutivo, lo que ha derivado que en algunos establecimientos se exija una contribución a los padres de familia para adecuar y mantener las unidades educativas.
Recordó que escenarios lamentables podrían producirse por falta de mantenimiento y control, como el caso del estudiante que falleció meses atrás, luego de electrocutarse al tener contacto con una malla que cercaba la cancha deportiva de su institución, en el noroccidente de Quito. Asimismo, Vargas indicó que en otros casos no existe agua potable, luz eléctrica ni seguridad para garantizar el aprendizaje y la integridad física de los estudiantes.
@ISAVARGASTORRES: “Existe una nueva malla curricular que nos preocupa. Ha sido construida desde el escritorio, por tecnócratas que desconocen la realidad que vivimos”
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Resaltó que el Plan Anual de Inversiones entregado por el Ministerio de Finanzas, contemplaba un monto de USD 495 millones para infraestructura y mantenimiento, pero hasta el agosto del presente año se han invertido apenas USD 135 millones, de los cuales USD 172 000 han sido para infraestructura nueva. Añadió que el 52% de los planteles no tienen óptimas condiciones en cuanto a baterías sanitarias, lo que ahonda la crisis de este sector.
Por otro lado, Vargas manifestó su preocupación frente al acuerdo ministerial emitido en marzo del presente año, donde se norma el plan de estudios para el nivel de educación básica; plan de estudios para bachillerato y las especificaciones para el bachillerato técnico, donde se reduce la carga horaria en todos los niveles educativos, «afectando la calidad de la educación». Por ejemplo, en los niveles de Educación General Básica Superior (8vo, 9no y 10mo), se redujo 3 períodos semanales de la asignatura Educación Física, lo que perjudicaría la salud y el aprendizaje de los estudiantes, apuntó Vargas. «La nueva malla curricular ha sido construida en el escritorio, por tecnócratas que desconocen la realidad en la que vivimos», señaló, y rechazó que para la elaboración de la misma no fueron tomados en cuenta los docentes ni padres de familia.
Ante estas falencias, Vargas hizo un llamado a estar vigilantes y defender el sector de la educación para que se garantice el aprendizaje de los alumnos y un trabajo digno para los docentes.
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