Basabe explicó que el bajo nivel de confianza en las instituciones es a nivel general, en el poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, además de la poca transparencia que perciben los ciudadanos por parte de los actores políticos.
Esto desemboca en que también exista una desconfianza entre individuos, agregó, que «es la consecuencia de lo primero».
Señaló que un tema pendiente de estudiar en Ecuador y en América Latina es en qué medida estos elevados niveles de corrupción también se evidencian en lo cotidiano.
«El ciudadano recurre a este tipo de prácticas, no porque quiera violentar la norma, sino porque está compelido a hacerlo, porque no tiene otra forma de resolver un problema puntual y de corto plazo», apuntó.
Indicó que una forma de ejercer poder y de que se viabilicen estas prácticas es «hacer esperar», como ocurre en diversas instituciones públicas y privadas. Esto con lleva a que el ciudadano, para poder agilizar los trámites, deba ofrecer dinero al funcionario encargado. Basabe explicó que el impacto de la desconfianza es «enorme», pues esto impide, por ejemplo, generar negocios o cualquier actividad que implique un riesgo económico.
El tejido social también se ve afectado por esta falta de confianza, manifestó Basabe, lo que a su vez conlleva a que no se puedan plantear estrategias para viabilizar cambios en la sociedad.
En contraparte, los resultados del informe de 2023 dan cuenta que instituciones como las Fuerzas Armadas cuentan con un nivel alto de aprobación, que podría ser -en parte- a la labor que ejecutan actualmente, en el marco del conflicto armado interno, pero que también han mantenido su nivel de credibilidad por varias décadas.
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