Nuevamente, el país se apresta a vivir unas elecciones polarizadas y en medio de una convulsa crisis en varias áreas. El electorado deberá escoger a un líder que gobierne durante el próximo año y medio, en un ambiente donde el correísmo va tomando fuerzas y el resto de candidatos presidenciales no logra definir un cuadro que brinde estabilidad y democracia. En Decisiones con Jorge Ortiz, se analizaron los posibles escenarios que le esperan al Ecuador.

En Decisiones con Jorge Ortiz, el periodista Emilio Palacio, explicó que en Ecuador se han producido cambios «interesantes» que dan cuenta de la volatilidad de la política nacional y lo impredecibles que podrían resultar los comicios del próximo 20 de agosto.

Esto debido al debilitamiento del correísmo, tras el intento sin éxito de destituir al presidente Guillermo Lasso, a través del juicio político en su contra, por el presunto delito de peculado.

Los otros planes que estaban en la agenda de la Revolución Ciudadana, dijo Palacio, como el de remover a la fiscal Diana Salazar de su cargo, se han truncado en el camino. Asimismo, otra muestra de debilitamiento del movimiento es el tardío anuncio de su binomio presidencial y de quien lo encabeza, Luisa González, quien «no despierta muchas emociones».

En este contexto, aseguró que la meta principal del correísmo será ocupar el mayor número de curules en la nueva Asamblea Nacional, para desde ahí planificar sus próximos movimientos. Asimismo, consideró que los otros candidatos, como Fernando Villavicencio, Yaku Pérez u Otto Sonnenholzner, tienen verdaderas capacidades de llegar a la silla de Carondelet, pues están mejor preparados que los presidenciables de elecciones anteriores. «Podemos derrotarlo (al correísmo) y tenemos que salir a votar para lograrlo», apuntó.

De su lado, Juan Esteban Guarderas, presidente de la Fundación Lucha Anticorrupción, consideró que, aunque debilitado, el correísmo tiene un electorado que todavía se mantiene fiel al proyecto político, pese a las múltiples denuncias y casos de irregularidades durante el gobierno del exmandatario, Rafael Correa.

De igual forma, explicó que para lograr los cambios que se requieren en el país, es necesario que se trabaje desde otras funciones, como la electoral, donde hasta el momento no se ha hecho una verdadera fiscalización de los recursos utilizados durante las campañas.

En este sentido, afirmó que el correísmo no cuenta con el suficiente apoyo de los electores, sino que «le sobra plata», y al participar en un proceso «con cancha inclinada, ganan los tramposos».

Para el académico y exasambleísta, César Montúfar, el legado político que deja el presidente Guillermo Lasso es no haber hecho los cambios para los que fue elegido, pues al centrarse únicamente en la parte económica y de la vacunación contra el Covid-19, dejó de lado el área política y la lucha contra otros problemas que aquejan al país, como la inseguridad y el narcotráfico.

Al no haber actuado en este ámbito, dijo Montúfar, Lasso cedió terreno al correísmo y con ello aplanó el camino para que vuelva a tomar fuerza con el objetivo principal, según sus propios militantes lo han dicho, y es que el expresidente Rafael Correa pueda retornar al país luego de que se revise las sentencias por casos de corrupción que pesan en su contra.

Por ello, señaló que es necesario que el próximo mandatario dé a conocer sus propuestas, en cuanto a la agenda de lucha anticorrupción, con las reformas que se planean hacer en áreas vulnerables, como el Servicio Nacional de Contratación Pública (Sercop). Finalmente, hizo un llamado a que la ciudadanía se involucre y «exija más» a la clase política, y se deje de lado la creencia de que se debe votar por «el mal menor».

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