En Notimundo al Día, Lorena Piedra, experta en seguridad e inteligencia, explicó que lo que sucederá en adelante, una vez asesinado Leandro Norero, es la reconfiguración de las actividades delictivas en torno al narcotráfico, con el fin de asegurar la venta de la droga. Esto debido a que las organizaciones criminales funcionan como una empresa y, pese a que ya no está presente uno de sus líderes, deberán continuar con el negocio en la cárcel y las calles.
Piedra señaló que los cabecillas como ‘El Patrón‘ Norero cumplen un papel «puramente funcional», es decir, cuando fallecen, o son asesinados como en este caso, otra persona pasa a ocupar su lugar, en un proceso de reestructuración de la pirámide que, generalmente, no toma mucho tiempo. «No es como en el Estado», precisó Piedra, recalcando que allí se deben seguir procesos y protocolos que prolongan una solución real a la crisis carcelaria. En el caso de los grupos criminales, los cambios se dan en cuestión de días y a veces de minutos, pues son estructuras «plásticas y flexibles».
@yaerueuphemia: «Las personas que están a la cabeza de las estructuras criminales cumplen un papel puramente funcional. Cuando fallecen o son asesinados, otra persona asume las funciones y se reestructura la pirámide de forma rápida»
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— NotiMundo (@notimundoec) October 5, 2022
Recalcó que existe una desventaja del Estado frente a estas mafias, pues la velocidad con la que se mueven hace que se vuelva imposible de competir contra ellas. Por ello reconoció que para cambiar la realidad por la que atraviesa el país se deberá tomar tiempo para ejecutar acciones concretas, sobre todo en el área preventiva.
«Lo que pasa adentro (de las prisiones) es solo consecuencia de lo que pasa afuera», aseguró Piedra, enfatizando en que la globalización juega un papel fundamental en este caso. Según la experta, el asesinato de Norero responde a una serie de intereses que van «mucho más allá de lo que alcanzamos a ver», por lo que insistió en que la prevención es donde más se deben fortalecer las acciones. Al garantizar salud, educación, y otros factores fundamentales, se evitará que niños y jóvenes sigan siendo reclutados por grupos delincuenciales, que ahora hace que se fortalezcan y continúen tiñendo de sangre al país. «El 44% de la población penitenciaria en Ecuador tiene entre 18 y 30 años«, añadió.
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