En Más Allá de los Hechos, Luis Córdova, investigador de Orden, Conflicto y Violencia, negó que los grupos de manifestantes sean una amenaza, sino que existe una comprensión poco acertada de las protestas, que por naturaleza son formas de acción colectiva que desafían el orden público y que no son exclusivas de Ecuador sino de muchos países del mundo.
En este sentido, recordó que las movilizaciones de 2019 se desarrollaron en el que se consideró como el año de mayor malestar social en el mundo, desde 1985, según un estudio.
Por ello, considera importante no descontextualizar lo que sucede en el mundo con lo que ocurre en el territorio nacional. Frente a los eventos de este año, resaltó que se pudieron evitar, pues el movimiento indígena ya anticipó en noviembre de 2021 las movilizaciones ante la falta de respuestas del Gobierno. Esto demuestra, según el investigador, que el Ejecutivo «no tiene una inteligencia contextual para anticiparse a estos hechos».
Frente a los hechos de violencia suscitados, Córdova precisó que ese es el mecanismo de las protestas en todo el mundo, y citó el ejemplo de los reclamos de los ‘chalecos amarillos’ en Francia. «Lo que pasa es que hemos romantizado la protesta y no entendemos la naturaleza sociológica del fenómeno», acotó. En este sentido, señaló que la responsabilidad radica en el Gobierno Central, que debe procesar los conflictos a través de las instituciones políticas, y con ello evitar que se produzcan los estallidos sociales.
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