La caída de la demanda por el coronavirus y la falta de capacidad para almacenar el exceso de oferta ha llevado al límite la situación en el mercado de crudo.

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El coronavirus está llevando al extremo la situación en el mercado del petróleo, cuyo precio no encuentra suelo. Antes de la apertura de los mercados en Europa, el barril de West Texas Intermediate (WTI), de referencia en EEUU, ya bajó de los 15 dólares, situándose en niveles de 1999.

Horas después, a las puertas del inicio de cotización en Wall Street, el barril para entrega en mayo perdió el nivel de los USD 11  (10,77), pero a medida que ha avanzado la sesión en EEUU, el desplome ha hundido el precio más de un 300% hasta entrar en terreno negativo por primera vez en su historia. Al filo de las 21:30 horas, el coste del barril se sitúa en USD 35,8.

La pandemia de Covid-19 ha provocado una reducción drástica de las perspectivas de demanda para los próximos meses ante la caída de la actividad económica y las restricciones de los viajes.

Hay una sobreproducción de oferta y la reducción de la demanda no sólo ha desplomado los precios, sino que también ha llevado al límite la capacidad de almacenamiento de las empresas y centros logísticos en países como EEUU. Y esta es ahora una de las principales preocupaciones.

Según recoge Bloomberg, las reservas de crudo en el centro de almacenamiento de Cushing (Oklahoma) -un punto clave en el país- han aumentado un 48%, hasta casi 55 millones de barriles, desde finales de febrero; el centro, de acuerdo con la AIE, tenía una capacidad de almacenamiento operativa de 76 millones a fecha de 30 de septiembre.

Para intentar frenar el desequilibrio, tanto la OPEP como los países productores aliados, entre ellos Rusia, acordaron reducir su producción en casi 10 millones de barriles diarios, pero esa reducción, además de resultar insuficiente, tiene menos efectos sobre el crudo estadounidense.

«En general, los recortes de la OPEP están más orientados hacia el Brent. En EEUU, la industria del esquisto no es de propiedad estatal, sino que está compuesta por muchas empresas privadas entre las que resulta más difícil acordar recortes coordinados», explica Michel Salden, gestor de Vontobel AM.

En el país norteamericano, la industria del fracking ha crecido notablemente en los últimos años, hasta el punto de que EEUU se ha convertido en el mayor productor de petróleo del mundo.

Ahora, sin embargo, gran parte de esa producción no encuentra salida y casi no tienen lugares para reservarla. La posibilidad de un colapso del sector y de algunas de sus empresas está encima de la mesa.

«Desde que estalló la guerra de precios entre Arabia Saudí y Rusia, las empresas de fracking americano comenzaron a temblar, debido a que un precio del barril por debajo del rango entre 40 y 50 dólares era una llamada a la bancarrota por al fuerte endeudamiento que presentan estas empresas. Este proceso lo vivimos hace unas semanas cuando Whiting Petroleum Corp. se declaró en proceso de quiebra», apunta Diego Morín, analista de IG Markets. Su caso podría no ser el único.

Ante la deriva que ha tomado la situación, el número de plataformas de perforación ha ido a la baja en los últimos días, pero no compensa la velocidad a la que se acumulan las reservas.

«Esto ha llevado a una presión de venta masiva en el contrato del WTI de mayo,que expirará mañana (por el martes). Todos los inversores que no quieren entrega física están buscando compradores, ya que necesitan renovar su posición. Sin embargo, nadie quiere la entrega física del crudo simplemente porque no saben dónde ponerlo», explica Michel Salden, gestor de Vontobel AM.

Fuente: El Mundo-Nota Original: LINK