Desde un concurso de jueces arreglado hasta agendas para propiciar el retorno de un expresidente prófugo y para sacar a la fiscal general del cargo, se revelaron durante los testimonios anticipados del caso Independencia Judicial. En NotiMundo al Día, Germánico Maya, expresidente del Consejo de la Judicatura (CJ), señaló que esto demuestra señaló que sin una verdadera depuración la situación seguirá igual o peor. Esto pasa por una reforma constitucional y no por cambios “cosméticos” de coyuntura, agregó.

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En su testimonio anticipado, el exvocal del CJ, Xavier Muñoz, aseguró que el expresidente Rafael Correa le solicitó respaldar al entonces titular del organismo, Wilman Terán, hoy encarcelado por el caso Metástasis, donde la Fiscalía investiga una presunta delincuencia organizada.

En la audiencia del caso Independencia Judicial, en el que se indaga una supuesta obstrucción de la justicia, Muñoz dijo que parte del plan del exmandatario con Terán como su operador, era anular las sentencias en su contra y así poder retornar al país.

Además, afirmó que uno de los puntos de esa agenda era sacar del cargo a la fiscal general del Estado, Diana Salazar. Para Germánico Maya, extitular de la Judicatura, lo confesado por Muñoz pone nuevamente en evidencia que esa institución y la justicia ecuatoriana están «al servicio del dinero y de los políticos».

Mientras tanto, lamentó, el ciudadano de a pie debe seguir luchando para que sus causas prosperen en el sistema judicial, muchas veces sin respuestas.

Consideró también que el CJ no debería existir, pues en más de una ocasión se ha evidenciado que en los concursos que se ejecutan para la selección de jueces «se ponen a los amigos» y con ello la justicia queda en un segundo plano.

En este sentido, señaló que la ciudadanía debe presionar a las altas autoridades nacionales, para que «deje de hacer cambios cosméticos, que solo benefician a la coyuntura del Gobierno». Por el contrario, dijo que los cambios deben venir con reformas estructurales en la Constitución, para así cambiar al sistema.

Si bien reconoció que no todo está perdido, pues existen funcionarios que «se la juegan» día a día, no se puede confiar en la justicia, porque la mayoría responde a dádivas políticas. «Si la cabeza está podrida, para abajo aún más», sentenció.

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