En NotiMundo al Día, el abogado penalista Pablo Encalada, explicó que, si bien hubo una interferencia en la justicia por parte de los vocales del Consejo de la Judicatura, Maribel Barreno y Juan José Morillo, la resolución del juez Walter Macías fue desproporcionada. A su criterio, el magistrado debía excusarse de tratar la causa.

El juez nacional Walter Macías, durante la audiencia preparatoria de juicio del caso 'Vocales'. Foto: Fiscalía

El juez Walter Macías acogió el pedido de la Fiscal General del Estado y llamó a juicio a los vocales de la Judicatura, Maribel Barreno y Juan José Morillo; y también al juez provincial Vladimir Jhayya, por presunto tráfico de influencias.

Para Barreno, además, se dispuso la localización y captura para cumplir con la prisión preventiva y con ello garantizar su permanencia en lo que resta del proceso, en el que,  según la fiscal Diana Salazar, lo ha querido entorpecer por varias ocasiones.

Previo a que la audiencia donde se tomó la decisión sea instalada, Barreno solicitó que Macías se excuse de continuar tratando el caso. Sin embargo, el magistrado explicó que eso podría darse únicamente con una recusación, recurso que la Vocal ya había presentado previamente y que fue negado.

Para el abogado penalista Pablo Encalada, una nueva recusación sí era viable en este caso, debido a que existían nuevos elementos que permitan determinar que Macías tenía un conflicto de intereses.

Esto en razón de las declaraciones que hizo en varios medios de comunicación el magistrado durante el tiempo en el que estuvo suspendido, por decisión del Consejo de la Judicatura (CJ).

«En su gira de medios, Macías comete una imprudencia terrible: empieza a hablar de los casos que está juzgando y, particularmente, al caso ‘Vocales’; indiscutiblemente ahí perdió la imparcialidad que debe tener un juez para resolver una causa», apuntó Encalada.

Por otro lado, reconoció que las medidas administrativas de protección que solicitó Barreno y en contra de la fiscal general, Diana Salazar, no tenían fundamento, pero insistió en que una nueva recusación sí era procedente.

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