Luego de ocho años en el poder, Juan Manuel Santos, se despide de la presidencia de Colombia. La firma de la paz con la exguerrilla de las Farc, en La Habana, fue uno de los hitos del saliente mandatario, hecho histórico que genero posturas a favor y en contra.

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El próximo martes, los ocho años de mandato del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, llegan a su fin. Haciendo un balance de este período, el político expresó que siente satisfacción por haber logrado la firma de la paz con la exguerrilla de las Farc, en 2016, poniendo fin al conflicto de más de 50 años.

Este hecho histórico significó el aplauso de la comunidad internacional, por lo que logró obtener el premio Nobel de la Paz. Sin embargo, causó división en el pueblo colombiano, entre quienes apoyaron el proceso y quienes se oponían al mismo por verlo como una puerta abierta a la impunidad.

Esto se reflejó en el no de los ciudadanos en el referéndum para ratificar el acuerdo firmado entre el gobierno y la guerrilla, a lo que el mandatario denominó un jarro de agua fría.

Entre los aspectos positivos que deja su trabajo están el ingreso del país como socio a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Este implica la cooperación en asuntos relacionados con la seguridad electrónica, marítima y la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado.

Otro de los puntos positivos fue la entrada de Colombia a la OCDE, el denominado club de los países desarrollados, que brindará apoyo internacional en la elaboración de estrategias para mejorar la competitividad, productividad y superar problemas sociales.

En los últimos días de su mandato se dedicó a tratar de conseguir un alto al fuego con la guerrilla del ELN, lo que no consiguió y quedó como tema pendiente para el próximo presidente, Iván Duque.

En sus últimos días en la casa de Nariño, Santos expresó que deja el cargo con satisfacción por el trabajo con las Farc, pero también su frustración política por no haber unido al país.