En Más Allá de los Hechos, Claudia Milena Garzón, excomisionada de Pacificación y Diálogo Penitenciario, destacó que durante el período en que funcionó la Comisión se dieron pasos importantes para frenar la violencia entre organizaciones criminales, tanto así que se logró que entre las bandas designaran a un mediador, como parte de un «acuerdo de voluntades» para revertir la situación actual.
Aseguró que la entrega de armas que estaban en posesión de los presos se dio en varios centros penitenciarios e incluso luego de la disolución de la Comisión, algunos presos habrían mostrado su interés para continuar con el proceso, pero actualmente el mismo «se ha truncado», ya que este necesita un tiempo mayor a los 6 meses que se establecieron como plazo.
Comentó que cuando terminó el trabajo de la Comisión de Pacificación, continuó las labores con Leandro Norero, presunto narcotraficante y financista de varias organizaciones delictivas, que fue asesinado durante el último amotinamiento en la cárcel de Cotopaxi. «Todos los diálogos que tuve fueron para hacer acercamientos con los cabecillas de otras organizaciones, y no para crear una estructura criminal para ser dueños del país, como se especula», aclaró.
Con su muerte, se rompieron las posibilidades de una tregua entre las bandas, añadió Garzón. Por otro lado, afirmó que ‘El Patrón’ Norero estaba decidido a impulsar la pacificación, y que no era necesaria la propuesta de las autoridades para frenar las agresiones que han cobrado tantas vidas durante la crisis penitenciaria.
Reconoció que existe corrupción, tanto en guías penitenciarios como en la propia Policía Nacional, que permite el ingreso de armamento y drogas, lo cual complica el panorama. Para ello, dijo, es necesaria la depuración.
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