Después de su salida, el expresidente de la República, Rafael Correa continuó sus debates a través de Twitter. Varios de sus anuncios golpeaban las decisiones tomadas por el nuevo mandatario Lenín Moreno. El bloque oficialista se vio inmerso, entonces, en una pugna de poderes y prácticamente se dividió. Los problemas internos se reflejaron ante los medios, situación nunca vista en los últimos 10 años.

El Telégrafo

Esta semana el equipo económico del Gobierno definió varias medidas para recuperar la economía ecuatoriana. Una de ellas es recurrir a la devaluación fiscal para mejorar la productividad y competitividad en las empresas.

Según el ministro de Finanzas, Carlos de la Torre, esta política buscará abaratar costos de producción para las empresas generadoras de empleo y de divisas para el país.

Al mismo tiempo el presidente Lenin Moreno, aseguró que el país no está en crisis pero que si atraviesa una situación muy difícil. Desmintió también que su Gobierno haya recibido la mesa servida, como lo dijo el expresidente Rafael Correa, antes de dejar el mandato

Estas declaraciones generaron las reacciones de varios analistas económicos, quienes aseguran que es un gran paso para el país, pero que los cambios no se deben basar solo en palabras sino en acciones concretas. El exministro de Finanzas, Mauricio Pozo, considera que se debe iniciar, lo más rápido posible, con los cambios económicos, como la eliminación de varios impuestos.

Una devaluación fiscal es una opción que se ha tomado en países como España, que no tiene moneda propia. Ese país aplicó una política similar en el 2014 para enfrentar su crisis económica y ante la imposibilidad de devaluar el euro.

Por su parte el Presidente del Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE), Richard Martínez, criticó esta propuesta, ya que a su criterio, no soluciona el problema competitividad sino que solo lo disfraza.