2015 ha sido un año lleno de retos económicos a nivel mundial, y Ecuador no es la excepción. La baja del precio del barril de petróleo, entre otros factores, ha desencadenado una serie de cambios y ajustes presupuestarios que se pueden sentir en la economía de los ciudadanos. Por esto, para un 2016 ajustado, será necesario tener en cuenta algunos consejos para manejar de mejor manera el dinero.
Un presupuesto personal permite saber si se necesitan otras fuentes de ingresos, identificar en qué partidas gastan dinero de forma innecesaria, conocer en qué área se pueden reducir gastos, evaluar si se necesita restringir la adquisición de deudas y planificar la creación de una caja de ahorro.
Pero, ¿cómo hacer un presupuesto y sacarle el mejor provecho?
1. Primero hay que identificar los ingresos y egresos de dinero, preferiblemente para un mes. Estos deben ir clasificados en partidas generales, como por ejemplo, empleo, inversiones, alimentación, educación, servicios básicos, entre otros. Se debe señalar cuánto se gana al mes, producto del trabajo o de inversiones, y también cuánto se gasta en alimentación, en transporte, en educación, etc. Hay que identificar todas las partidas que nos generen ingresos y egresos, procurando desglosarlas lo que más se pueda.
2. Una vez realizado el primer paso, se puede elaborar el borrador del presupuesto personal. Para esto, se hace un cuadro (de preferencia en Excel) donde se coloquen las partidas que generan ingresos y egresos, así como los montos que se espera tener en cada una de estas, por cada mes. Para estimar estos montos, se debe evaluar y tomar en cuenta ingresos y egresos habituales, pero también las proyecciones u objetivos financieros. Por ejemplo, si en salud se gastan 800 dólares, para el próximo mes se podría planificar invertir más en esta partida y calcular un aumento en 1000.
3. Ahora es momento de analizar el borrador y hacer los ajustes que sean necesarios. Lo primero es fijarse en el saldo final del presupuesto, que será el monto resultante de la diferencia entre el total de los ingresos y el total de los egresos. Hay que asegurarse de que sea positivo, y que sea un monto adecuado (lo ideal es que corresponda como mínimo al
10 % del total de los ingresos).
En caso de no ser el adecuado, se debe evaluar si se podría generar más ingresos con las actividades laborales diarias o con nuevas fuentes de ingresos; pero, sobre todo, es importante valorar si se pueden reducir gastos, ya sea eliminando del presupuesto algunas partidas innecesarias o disminuyendo los gastos en algunas.
4. Ahora, con el presupuesto personal listo, el siguiente paso es planificar un buen destino al saldo resultante, el cual, como se mencionó antes, debería ser como mínimo el 10 % del total de los ingresos, aunque lo ideal sería que corresponda a un 20 % o hasta un 30 %.
Si se pregunta qué hacer con el monto del saldo, hay muchas alternativas. Lo común es destinar el total de dicho monto a una caja de ahorros que se pueda utilizar en caso de que suceda alguna emergencia o para darse algún gusto. Otra opción válida puede ser dividir el monto de este saldo y darle diferentes usos, por ejemplo, destinar un porcentaje a una cuenta de jubilación, otro porcentaje a una cuenta de ahorros y otro a una inversión.
5. Una vez que está listo el presupuesto personal y se ha planificado un buen destino del saldo resultante, simplemente hay que continuar con el plan. Una de las claves para lograrlo es la disciplina. En el caso de los presupuestos personales, muy pocas personas que elaboran uno lo siguen al pie de la letra, por lo que si en algún momento no se cumple el plan como estaba programado, por lo menos se lo debe revisar constantemente y tenerlo como guía o referencia. Eso sí, lo que no se puede dejar pasar es que el monto del saldo corresponda cómo mínimo a un determinado porcentaje del total de los ingresos, y destinar el total o parte de este al ahorro.
Un consejo que vale la pena tener en cuenta es depositar este monto en una cuenta de ahorros (de modo que lo tengamos en un lugar seguro y no exista la tentación de utilizarlo en un momento de necesidad).
6. El presupuesto personal debe ser revisado continuamente y, asimismo, debe ser flexible. Es decir, siempre puede estar sujeto a ajustes o cambios que sean necesarios, procurando que el saldo o el monto destinado al ahorro sea cada vez mayor. Finalmente, se debe acudir a él en decisiones importantes relacionadas con las finanzas personales, por ejemplo, cuando sea necesario evaluar si es posible adquirir alguna deuda.