Dos nuevos contraflujos habilitados desde este lunes 16 de mayo, pretenden aliviar, de forma temporal, la alta carga vehicular en Quito. Ricardo Pozo, secretario de Movilidad, aseguró que se evaluarán estas medidas y se continúan buscando mecanismos que brinden una solución integral al tráfico en la capital.

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En Notimundo al Día, Ricardo Pozo, secretario de Movilidad, recordó que desde este lunes 16 de mayo rigen nuevos contraflujos en la ciudad para ayudar a la fluidez del tránsito vehicular. El de la autopista General Rumiñahui, sentido Valle – Quito, de lunes a viernes de 6:30 a 7:30; y en sentido contrario, de 16:30 a 19:30. El del túnel Guayasamín, en cambio, regirá desde las 6:30 a 8:00, y por las tardes será desde las 16:00 a 19:30 de lunes a jueves, y de 15:00 a 19:30 los viernes.

Pozo manifestó que la idea de estos crontraflujos pretende ampliar el espacio para la movilidad en sectores que presentan alta carga vehicular, sin embargo, recordó que es una medida emergente y temporal, que no representa una solución definitiva para el problema del tráfico en Quito. «No podemos solucionarlo inmediatamente, porque el problema de fondo es la cantidad de autos para transporte privado que existen», apuntó.

De igual forma, anunció que se está trabajando en el mediano y largo plazo para que exista un sistema integrado de transporte público que aumente la cobertura y pueda alivianar la carga de vehículos que tiene la capital ecuatoriana.

Asimismo, aseguró que se han mantenido diversas mesas de trabajo con la Empresa de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop), Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) y Empresa de Transporte de Pasajeros para coordinar la seguridad vial para ciclistas, peatones y conductores, y que se suscribió un acta donde las entidades municipales se comprometieron a poner la logística necesaria para que los procesos emergentes brinden seguridad a la ciudad.

Pozo indicó que dentro del proceso se presentan problemas que complican la movilidad, pero que al trabajar de forma articulada se pretende minimizar los riesgos que surgen en territorio. «Hay que seguir intentando buscar de qué forma podemos hacer que el tráfico fluya; la solución no es incrementar la infraestructura vial», apuntó.

Recordó que el problema del tránsito no es propio de Quito, sino de las ciudades latinoamericanas, que por falta de planificación urbanística y el crecimiento poblacional y de vehículos, además de la baja inversión en el transporte público, han complicado la fluidez en las calles.

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