En Más Allá de los Hechos, Gonzalo Matovelle, abogado de la familia de María Belén Bernal, ratificó que en el caso aún hay inconsistencias y «varias cosas que no cuadran», no obstante, reconoció que en eventos de esta naturaleza se genera mucha información que debe pasar por un estricto proceso de contrastación y verificación, con el objetivo de que se cumpla el debido proceso y se respete el procedimiento legal.
En este sentido, señaló que en un primer momento la intención era encontrar a María Belén, pero una vez confirmado el hallazgo del cuerpo sin vida, procede el siguiente paso que es netamente el área legal para determinar responsabilidades. Matovelle relató que Bernal, además de su amiga, era su socia, por lo que el lunes 12 de septiembre cuando no se presentó a trabajar y no tenía ninguna noticia de ella, llamó a Germán Cáceres, esposo y principal sospechoso del asesinato, quien le dijo «muy tranquilo» que la noche pasada habían tenido una discusión y posteriormente la había dejado en la Avenida Simón Bolívar para que aborde un taxi. «Yo digo no, esto no está bien», apuntó Matovelle.
Con las sospechas que generaron la calma en la respuesta de Cáceres, Matovelle se puso en contacto con uno de los clientes de Bernal, quien también era Policía, y este sugirió involucrar de inmediato a la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestro (Dinased). Posteriormente se contactó con Elizabeth Otavalo, madre de María Belén, con quien presionaron para que Cáceres presente la denuncia por la desaparición de su esposa, diligencia que fue realizada en horas de la tarde del 12 de septiembre.
Para el abogado, todo lo que sostuvo Cáceres en sus declaraciones iniciales fue programado «para ganar tiempo». Por otro lado, aseguró que el hoy prófugo de la justicia actuó con complicidad de otras personas, pues un cadáver representa un peso complicado de trasladar por una sola persona, y la quebrada del Cerro Casitagua, donde fue hallada Bernal, no era de fácil acceso. Además, previo al asesinato, varias versiones de cadetes confirman haber escuchado la violencia que se estaba desatando en la habitación de Cáceres, pero nadie hizo nada para detenerlo.
Recordó que otra implicada en el caso es la cadete Joselyn Sánchez, quien habría mantenido una relación sentimental con Cáceres. La vinculación de Sánchez se habría dado luego de labores investigativas, además de «era un secreto a voces» el vínculo que existía, ya que la cadete se encontraba dentro del alojamiento para oficiales.
Matovelle reveló que algunas pruebas de la participación de terceros con que contó Cáceres es la entrada de un vehículo con vidrios polarizados a la Escuela Superior de Policía, que no pertenecía al teniente ni a Bernal. Además, informó que la madrugada que se habría perpetrado el crimen, Cáceres descargó en su teléfono un protocolo para manejo de cadáveres en tiempos de Covid-19. «Cáceres no es un genio, debe estar siendo asesorado por alguien», enfatizó.
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