El Parlamento de Irak ha aceptado la dimisión del primer ministro Adel Abdelmahdi y su Gobierno. La renuncia de Abdelmahdi, no basta para acabar con las protestas contra la corrupción del sistema político.

El viernes, la provincia de Saladino también declaró tres días de luto. Créditos: CNN

Cientos de estudiantes vestidos de negro han desfilado este domingo en Mosul, al norte del país, se trata de una expresión de solidaridad con la jornada de duelo declarada en las ocho provincias del sur de Bagdad, habitadas mayoritariamente por chiíes y que junto con la capital han concentrado las protestas.

Hasta ahora las zonas de población suní, y que apenas fueron liberadas del Estado Islámico hace dos años, se habían mantenido al margen de la revuelta popular.

Aunque comparten los mismos problemas de los que se queja el sur, el temor a ser tachados de simpatizantes de ese grupo o de nostálgicos de Sadam les había aconsejado prudencia.

Otro elemento que sin duda va a reforzar la confianza de los manifestantes es la condena a muerte de un oficial de policía por haber matado a dos manifestantes en Kut, a 175 kilómetros al sureste de Bagdad.

Es el primer castigo que se impone después de que un informe oficial reconociera a mediados de octubre “un uso excesivo de la fuerza” en algunos lugares.

El presidente del Parlamento, Mohamed al Halbusi, ha anunciado que va a comunicar la dimisión al presidente del país, Barham Salih, para que proceda a nombrar un nuevo primer ministro. De acuerdo con la Constitución, el jefe del Estado debe pedir al mayor bloque de la Cámara que proponga un candidato. Mientras, el actual Gobierno se mantiene en funciones.

Pero bajo la apariencia de normalidad institucional se abre un periodo de incertidumbre política tanto por la novedad del proceso como, sobre todo, por la falta de credibilidad de la élite política, cuya renovación integral reclaman los iraquíes movilizados en las principales ciudades del país.

Fuente: CNN – Aliado estratégico FmMundo