22 fallecidos y 59 heridos dejó como saldo el ataque terrorista en el Manchester Arena, en el Reino Unido, durante la presentación de la artista pop estadounidense Ariana Grande. El Estado Islámico se atribuyó el acto y amenazó con ejecutar otro como venganza por el apoyo a los denominados ‘infieles’. El acto ha llegado a tener vínculos con Al Qaeda. La policía británica informó que el Kamekaze utilizó una bomba casera. Lamentablemente 12 de las víctimas eran menores de 16 años.

CNN

22 personas murieron, entre ellas menores de 16 años, y 59 resultaron heridas tras un ataque suicida reivindicado por el Estado Islámico en el concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande en el estadio Manchester Arena, en el norte de Inglaterra, el pasado lunes. Se trató de uno de los peores atentados terroristas en la historia de Gran Bretaña.

A través de un comunicado, el ISIS indicó que “uno de los soldados del califato colocó bombas entre la muchedumbre” durante la presentación. Los yihadistas detallaron que la arremetida fue una venganza y respuesta a las ofensivas contra musulmanes y tiene como objetivo aterrorizar “a los infieles”. Las autoridades británicas identificaron al atacante como Salman Abedi, de 22 años, británico cuyos padres provienen de Libia. Un exagente de seguridad libio dijo que el padre del presunto atacante de Manchester era un presunto miembro de un grupo respaldado por Al Qaeda.

El exagente de seguridad Abdel-Basit dijo el pasado miércoles que conocía personalmente a Ramadan Abedi, padre de Salman Abedi, quien era miembro del Grupo Libio Combatiente Islámico en los 90.

El ataque se produjo a las 22:30 del lunes en el hall de entrada del estadio, pocos minutos después del final del concierto de pop, al que asistieron miles de niños y adolescentes con sus familias. Luego de la detonación del explosivo, cientos de personas corrieron aterradas buscando las salidas.

Los primeros médicos y servicios de emergencia que llegaron al sitio describieron el lugar como una “zona de guerra”. Según testigos, en el lugar de la explosión quedaron tuercas, pernos y tornillos, lo que determina que la bomba era casera.

La primera ministra británica, Theresa May, anunció el martes que el Reino Unido ha elevado su nivel de alerta a «crítico», el máximo en una escala de cinco, y desplegará al Ejército para colaborar en tareas de seguridad.

El mayor nivel de alerta significa que un ataque se puede producir de manera «inminente», por lo que miembros de las Fuerzas Armadas patrullarán junto con la Policía en algunas zonas, informó May en una comparecencia en su residencia de Downing Street.

Tras mantener una reunión con el comité de emergencias Cobra, en el que participa la cúpula de las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia, May alertó de que Salman Abedi, el terrorista, pudo contar con una red de apoyo.

«El trabajo durante toda la jornada ha revelado que no podemos ignorar la posibilidad de que haya un grupo más amplio de individuos ligados al ataque», afirmó May, que, junto con el resto de partidos, ha suspendido los actos de la campaña electoral para las elecciones generales del 8 de junio.

El ministro de Defensa, Michael Fallon, ha dado su visto bueno a la puesta en marcha de la «operación Tempora», que prevé que hasta 5.000 soldados colaboren en labores de seguridad bajo mando policial.

La policía metropolitana de Londres avanzó esta tarde que está rediseñando sus planes contra la amenaza terrorista y prevé comenzar a vigilar actos de reducida asistencia que hasta ahora quedaban fuera de su supervisión.

El atentado ocurrió exactamente dos meses después del que dejó 5 muertos en Londres, cerca del Parlamento británico, cuando un hombre embistió con su coche a una multitud y apuñaló a un policía.

En tanto, decenas de miles de personas asistieron el martes a una vigilia en el centro de Manchester en homenaje a las víctimas.