13 prisioneros asesinados es el saldo de un nuevo enfrentamiento en la cárcel de Santo Domingo. La masacre ocurre dos meses después del amotinamiento que dejó 44 personas fallecidas. Para Mario Pazmiño, exjefe de Inteligencia del Ejército, es necesario considerar la privatización del sistema carcelario.

Foto: Gobernación Santo Domingo

En Notimundo al Día, Mario Pazmiño, exjefe de Inteligencia del Ejército Ecuatoriano, señaló que la nueva masacre registrada en el Centro de Privación de Libertad Bellavista de Santo Domingo, era algo que se preveía que volvería a ocurrir, luego de los hechos de sangre que se dieron en el mismo sitio en mayo pasado, donde hubo un saldo de 44 víctimas mortales. Explicó que la dinámica del crimen organizado y las bandas delincuenciales funciona de esta forma, con una constante venganza y muchos «ajusticiamientos» entre privados de libertad.

Pazmiño criticó que las autoridades estatales mantienen su discurso de que la situación está controlada y que no se volverá a repetir, pero no son más que «cuentos que no se cumplen nunca». Esto debido a que la dinámica de las bandas tiene su propia particularidad, y es que existe una rivalidad permanente al interior de los pabellones, «que tiene que ser defendida a sangre y fuego», para la venta de drogas, principalmente. «Un pabellón fuertemente armado y con suficiente personal, trata de ir conquistando nuevos ‘santuarios’ (pabellones), para ampliar el control en el centro carcelario», apuntó.

El experto aseguró que estos hechos continuarán replicándose en otras prisiones del país, pues existe una nueva dinámica del crimen, donde ya no se habla de megabandas sino de microcarteles que se están instalando en el escenario nacional. Asimismo, afirmó que los enfrentamientos responden a disputas territoriales, pero no descartó que puedan estar intereses políticos detrás, «porque en este país todo puede suceder».

Por otro lado, lamentó que la ciudadanía se está acostumbrando a estos escenarios de violencia extrema, los que posicionan al país como una sociedad de «barbarie completa». Las cárceles de Ecuador, indicó, se están constituyendo como unas de las más violentas en el mundo por el nivel de agresividad que se registra durante las riñas entre los reos. Esto también repercute para que inversiones o ayudas internacionales no tomen en cuenta al país.

Pazmiño manifestó que ha conocido, de forma extraoficial, que se están reuniendo las evidencias para llevar adelante juicios en instancias internacionales por la vulneración a los Derechos Humanos. Y es que hay también casos de personas que no tenían sentencia ejecutoriada y que aún así permanecen detenidas, «porque en este país es un negocio que le metan preso hasta que consiga el dinero para que paguen a fiscales y jueces».

A su criterio, si el Gobierno no tiene la capacidad de acción, prevención y respuesta, se debería considerar la posibilidad de privatizar el sistema carcelario. Esta medida ha sido empleada en varios países, y es la empresa privada la que se encarga de aspectos como la seguridad interna y los sistemas de videovigilancia, para que el control del centro penitenciario sea desde el exterior, con lo que se reducen las posibilidades de que los guías sean corrompidos por los internos.

Consideró que la decisión del Gobierno de incorporar cerca de 3000 nuevos guías penitenciarios puede ser contraproducente, pues será como mezclar en un solo saco manzanas podridas y nuevas. «Eso es lo que va a pasar, de aquí a corto plazo», puntualizó.

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